Sopa
Publicado el 5 abril 2010
Archivado en Soledad Castro Virasoro | Salir del comentario
La sopa ha tenido muy mala publicidad, al menos en mi familia. Según mi abuela sólo existían caldos con fideos y una gris sopa de avena que los cuáqueros mismos hubieran rechazado.
Ya de grande comencé a conocer las sopas como la de la foto (sopa de mejillones) y otras delicias que, por sus ingredientes, podrían tanto ser una cena sustanciosa o, en cantidades más reducidas, una entrada contundente.
Lo cierto es que una buena sopa en invierno tiene el sabor del hogar y la calidez del cariño (pese a lo que pueda decir Mafalda).
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